A partir del texto de Cuervo cuestione la lectura en voz alta por parte de los niños. Compare esto con el siguiente texto que escribió un joven en Diario de los escritores de la libertad:
Querido diario: ... En quinto curso tuve una maestra que acostumbraba a llamarme holgazán delante de toda la clase. Siempre me escogía para leer delante de todos. Sabía que yo no era capaz de leer ni de hablar muy bien, y que cuando leo debo hacerlo muy lentamente. Todos se reían de mí y me trataban como a un tonto. Odiaba la escuela. Desde aquel año nunca he sido capaz de leer en voz alta y aún hoy me asusta la idea de que la gente se ría de mí y me llame estúpido.
Escriba un texto sobre las huellas corporales de la lectura y la escritura para los maestros de literatura.
Es muy importante, como maestros, entender que los estudiantes están en un proceso de desarrollo y probablemente, ahora más que nunca, tienen una cantidad infinita de miedos escondidos en el fondo de su ser que debemos respetar. Muchos de estos miedos están relacionados con leer y escribir en público. Como maestros, puede que consideremos la escritura como transcripción de la oralidad, pero puede que también consideremos la escritura como una representación del lenguaje independiente de la oralidad. Emilia Ferreiro lo considera de esta forma. Al considerarlo así, el famoso dicho "la letra con sangre entra" pasa a representar un papel explicito donde se pretende que el estudiante aprenda a leer y escribir a través del dolor físico o psicológico que causan las burlas, los rechazos, el menosprecio, la agresión, etc, y que frecuentemente se desarrollan con las prácticas de lectura en voz alta o escritura a mano. Pues sí, puede que con estas metodologías la tarea quede grabada en la cabeza del estudiante, pero además estamos grabando un trauma que se proyectara a futuro y causara más miedos e inseguridades, así como rechazos a la lectura y la escritura, como es el caso del joven del diario, o incluso llegar al rechazo de la vida. Como maestros, considero que deberíamos ser modelos a seguir para nuestros estudiantes, y que deberíamos darles herramientas para que a lo largo de su proceso de educación, y en general para toda la vida, puedan desarrollarse como seres humanos felices y sean capaces de estar cómodos y preparados para todos los obstáculos que propone la vida. Si desde un comienzo, en vez de ayudarlos a prosperar, ponemos por encima de su conformidad con sigo mismos el aprender a leer y a escribir bien, ¿qué clase de maestros y modelos a seguir estamos siendo? ¿Qué clase de personas estamos siendo al realizar actividades donde existe la mínima probabilidad de marcar, negativamente, la vida de los estudiantes y llevarlos incluso al suicidio? ¿Por qué no buscar soluciones alternas que le permitan al estudiante comprender la lectura y la escritura y no tener que memorizarla o recitarla?
Por eso, para evitar caer en ese tipo de personas, la experiencia del maestro juega un papel fundamental en la formación del estudiante. Es importante que el maestro sea capaz de sentir y apreciar la lectoescritura desde el amor, la aceptación y la alegría para permitirse pasar estos sentimientos a los estudiantes a través de las metodologías aplicadas. Con estos sentimientos y experiencias frente a la lectoescritura, tanto el maestro como el estudiante se reconocerá a sí mismo, y cambiara esos sentimientos negativos que empezaban a adentrarse y apropiarse de sus vidas por sentimientos positivos que generaran el mismo efecto pero esta vez direccionado al pleno desarrollo de su potencial como persona. Es decir, al tener una experiencia agradable con la lectoescritura, el maestro y a su vez el estudiante, están permitiendo una transformación positiva interna según las emociones que se presenten al leer o escribir. Si las emociones son negativas, se da una transformación negativa. Desde que el maestro se haya dejado transformar, será posible la transformación del estudiante.
Por: Cristina Ramirez