BOGOTÁ WAR
Es una novela escrita por Daniel Ángel, autor colombiano. En ella se forja la idea de un grupo de jóvenes universitarios y literatos que secretamente se reúnen para formar un grupo llamado VRL, el cual quiere manifestar su frustración al ver que lo que cada uno escribe nunca es leído por alguien distinto a ellos. De este modo, deciden armar una revolución, pero no es una clásica historia de revolución guiada por ideales políticos, industriales o económicos; la llamaría una revolución intelectual. Con todo esto, se quiere dar un gran paso en las historias de cada joven escritor, en efecto, una explosión de escritos en una fría madrugada en Bogotá, se convierte en el punto clave de una novela que permite cuestionar las clásicas rebeliones de poder a insubordinaciones y levantamientos en favor de un cambio social por ser leídos y, sobre todo, escuchados. A esto se añade, el romance que juega un papel importante en sus principales personajes, Damián y Lucia, quienes desencadenan un amor conflictivo y algo marchito. Por otro lado, Paulo Freire y su frase: “El estudio no se mide por el número de páginas leídas en una noche, ni por la cantidad de libros leídos en un semestre. Estudiar no es un acto de consumir ideas, sino de crearlas y recrearlas”.
Ahora bien, Larrosa proyecta la palabra formación como algo que forma, transforma y deforma; como algo que nos constituye o pone en cuestión algo que somos. Es decir, la formación implica nuestra capacidad de escuchar o leer eso que tienen que decirnos los objetos. Lo importante no es el texto sino la relación con el texto.
De lo anterior, se desprenden varios conceptos que en mí, formaron, transformaron y deformaron. En otras palabras, mis temas de interés en el colegio siempre estaban guiados a ideas revolucionarias y algo anarquistas; me gustaba leer a Bakunin, el padre del anarquismo. Sin embargo, tenía la idea clásica de formación desarrollando un conjunto de disposiciones ya pre-existentes y con modelos de ideal fijados y asegurados. Ciertamente, decidí dejar de lado la lectura para adquirir conocimientos y me prepare para leer y escuchar algo que no sabía, que no tenía y que antes no me había modificado. Bogotá War me afecto, lleno, brindo y definió en un cambio personal para lograr un cambio social. Es decir, las teorías revolucionarias son difícilmente aplicables a una realidad y a una sociedad con un modelo económico tan imponente, cosa distinta que pasa en el libro, que es realizable y ejecutable.
Todo esto conduce a que leer, escuchar y tener una relación con el texto permitió una transformación en mis pensamientos, en mis ideales y en todo mi ser, vi posible y realizable una revolución distinta a las otras, donde aquellos jóvenes escritores fueron leídos y escuchados por una ciudad entera, y como lo dice la frase de Freire, crearon y recrearon ideas en torno a una palabra llamada revolución, cuestión que es admirable. Aunque sea una novela la perspectiva social me impacto de una manera radical y me permitió re pensar mi ser. En conclusión, la novela y la frase me definen de una manera indescriptible, me volvieron a formar y deformar en pensamientos y en ideas, re plantearon mi manera de ver el mundo, además, forjaron un nuevo concepto de revolución a partir de un cambio personal, para lograr un cambio social; la manera en que ejecutaría ese cambio social seria a través de la escuela, formando, transformando y deformando el ser de cada estudiante. En definitiva, hay que utilizar el poder de la lectura para transformar la sociedad, pero primero transformándonos nosotros como sujetos de la sociedad.