viernes, 26 de febrero de 2016

Texto 8

Texto 8  Carlos Fernando Yepes

 

 

El oficio de la palabra

Es la posibilidad de escucharnos

De ser escuchados

Donde tú, el, todos

Somos palabras, somos uno

 

Uno para recapacitar

Todos para comprender para entendernos

Al grado de corregirnos

Sin daños sin luchas

 

Donde todos somos palabras

Palabras con libertad

Palabras con humanidad

Palabras con amor

 

Un amor de oficio

El oficio de ser

El oficio de crear

El oficio de nacer

El oficio de vivir.


jueves, 25 de febrero de 2016

PEDAGOGÍA DE LA ESCRITURA Y LECTUTA. CARLOS FERNANDO YEPES

Profesora Clara buena tarde

le envió el trabajo relacionado  al Blog 3 texto 8. quedo atento a sus comentarios


cordial saludo



Carlos Fernando Yepes 

martes, 23 de febrero de 2016

Re: Tema 7

Tema: 7

UN GRAN MUNDO EN BLANCO

Como dice la famosa frase “Recordar es vivir” cuento con la gran  dicha de recordar esos tiempos con mucho amor ya que mi gran compañera de camino era mi Abuelita. Recuerdo mucho que con la Nacho en la mano inicie mi mundo de la lectura, cuando empecé el colegio tenía un reconocimiento de algunas consonantes y me sabía las vocales, aquí mis trazos se convirtieron en cortas frases dedicadas a mi mamá, mi papá y mi abuelita,  era feliz  en mi corto mundo de la escritura desde ese día llenaba a mi mami de cartas y a mi abuelita. En mi proceso y con el pasar de los años mi proceso se fue complicando un poco el llevar un hilo narrativo y  tener en cuenta la ortografía se había convertido en un pequeño némesis con el cual tendría que luchar para lograr concluir las historias que inventaba plasmar en aquella hoja blanca sin sentido.  Ya en el momento de entregar un cuento era una crítica ortográfica, que hacía  que me desanimara  y las interminables planas de las palabras era un cubo del cual me costaba salir. Lo que había iniciado siendo algo agradable se estaba convirtiendo en una pesadilla, y la profe no era la mejor ayuda en ese momento tan frustrante mi abuelita y mi mami  quienes siempre eran mi apoyo de lucha me decía que todo iba bien solo era ponerme pilas con esas cositas,  pero en mi mente ya no había la misma emoción y dedicación en el escribir. De ahí en adelante me ponían una hoja en blanco y por unos momentos se convertían en una competencia, la verdad  no sabía que era más blanco si mi mente o aquella hoja que no lograba manchar con la mina de mi lápiz y al tiempo brotaban las historias las cuales  corrían en mi mente  queriendo aflorar en esa hoja; y mi gran choque del no puedo y la gran pregunta ¿Cómo inicio?. Aunque con el pasar de los años y hago un pequeño reconocimiento a mi profesor de sociales de séptimo grado, el cual con sus juegos y didácticas de lectura y escritura con el cuento las mil y una noche volvió a hacer nacer esa gana de escribir que se habían guardado con llave en un  rincón de mi ser.

Por esta razón di inicio a estudiar  preescolar donde yo me convertía en el primer acercamiento a   lectura y escritura para cada uno de estos chiquitines que alegraban mis días y de ahí heme aquí estudiándola Licenciatura.

 

Falon Crisangela Vargas  Gasca





De: Falon Crisangela Vargas Gasca
Enviado: lunes, 22 de febrero de 2016 7:02 p. m.
Para: pensandoenesascosas.multiescritura@blogger.com; Clara Ines Cuervo Mondragon
Asunto: Tema 7
 



lunes, 22 de febrero de 2016

Tema 7

Cordial Saludo Profesora Calara te envío el desarrollo del tema 7 agradezco la colaboración prestada y la dinámica de tu ta materia tan agradable. espero halla quedado bien profe que tengas una buena noche.


"La función del profesor es MANTENER VIVO 

un espacio en el que cada uno pueda 

encontrar su propia inquietud" Jorge 

Larrosa. (Aporte de Diana Álvarez) 


Pensar la lectura como formación, implica

 pensarla como un actividad que tiene que

 ver con la subjetividad del lector: no solo 

con lo que el lector sabe sino con lo que 

es.” Jorge Larrosa (Aporte de Alejandra 

Castaño)

sábado, 20 de febrero de 2016

Texto 5 Oscar Suárez



Amistad inolvidable

 

Éramos cuatro amigos en época estudiantil, en un colegio inmenso (tan grande como tres estadios de fútbol), con amplias zonas verdes, rodeado de muchos árboles, de mucho verde y sobre todo de muy buen oxígeno. Para  una época en aquel lugar se abrió un grupo ecológico y nosotros decidimos ingresar a él; en un comienzo pensando en pasar el tiempo, pero luego de algunas actividades  fuimos observando que no era tan fácil como habíamos pensado. Nosotros jóvenes empuñando una escoba, nosotros sembrando un árbol, participando en campañas de reciclaje, en brigadas y sobre todo nosotros cultivando; nunca se nos pasó por nuestras mentes que íbamos a realizar tales cosas. Nosotros que íbamos a imaginarnos que debíamos ensuciarnos las manos, sentir el olor a tierra, hacer largas caminatas, recoger los más desagradables desechos para limpiar el terreno que más tarde íbamos a preparar para nuestros cultivos. Todo esto  fue sorpresivo para todos, en el momento que nos informaron que debíamos cultivar nosotros nos mirábamos unos a otros con una cara de asombro y en nuestros momentos de charla notábamos que más de uno queríamos renunciar. Pero en esos momentos en que alguien quería retirarse nos apoyábamos unos a otros, nos motivábamos para seguir adelante. Durante otras actividades también se sentía ese ambiente de camaradería y entre chiste y chiste decíamos:

Amigo, ¡amigo el que te acompaña a abonar el terreno para sembrar!

Amigos, ¡amigos los que preferían dormir los cuatro en una carpa para dos!

Amigos, ¡amigos los que acampando a las dos de la mañana se levantaban a preparar algo para el inclemente frio!

Amigos, ¡amigos los que en las largas caminatas no se dejaban desfallecer!

Tal vez el momento de gran satisfacción fue cuando al ir a recolectar nuestra cosecha de zanahorias vimos con gran asombro todo el fruto de nuestro trabajo, trabajo en equipo, con amigos de verdad. El ver aquellas hermosas zanahorias nos hacían sentir orgullosos de sí mismos, eran nuestros tesoros, nuestra mayor felicidad ya que pensábamos que no íbamos a sacar adelante aquel cultivo.

También es agradable recordar como en este grupo nos evaluábamos entre nosotros de acuerdo a las capacidades desarrolladas durante todas las actividades que realizábamos, estas evaluaciones en nuestro grupo de amigos eran sinceras, acompañadas de reflexiones sobre todos los aspectos a mejorar; pero tal vez lo más importante era que con todas  estas deliberaciones nuestro grupo y sobre todo nuestra amistad se iba fortaleciendo más.

Tiempos inolvidables, amigos inolvidables, que a pesar que en la actualidad no tenemos mucha comunicación; todos esos momentos vividos siempre estarán guardados en lo más profundo de nuestras vidas.

(Elaborado por: Oscar Javier Suárez)

viernes, 12 de febrero de 2016

TEXTO 3 MÓNICA RODRÍGUEZ


 

BOGOTÁ WAR

Es una novela escrita por Daniel Ángel, autor colombiano. En ella se forja la idea de un grupo de jóvenes universitarios y literatos que secretamente se reúnen para formar un grupo llamado VRL, el cual quiere manifestar su frustración al ver que lo que cada uno escribe nunca es leído por alguien distinto a ellos. De este modo, deciden armar una revolución, pero no es una clásica historia de revolución guiada por ideales políticos, industriales o económicos; la llamaría una revolución intelectual. Con todo esto, se quiere dar un gran paso en las historias de cada joven escritor, en efecto, una explosión de escritos en una fría madrugada en Bogotá, se convierte en el punto clave de una novela que permite cuestionar las clásicas rebeliones de poder a insubordinaciones y levantamientos en favor de un cambio social por ser leídos y, sobre todo, escuchados. A esto se añade, el romance que juega un papel importante en sus principales personajes, Damián y Lucia, quienes desencadenan un amor conflictivo y algo marchito. Por otro lado, Paulo Freire y su frase: “El estudio no se mide por el número de páginas leídas en una noche, ni por la cantidad de libros leídos en un semestre. Estudiar no es un acto de consumir ideas, sino de crearlas y recrearlas”.

Ahora bien, Larrosa proyecta la palabra formación como algo que forma, transforma y deforma; como algo que nos constituye o pone en cuestión algo que somos. Es decir, la formación implica nuestra capacidad de escuchar o leer eso que tienen que decirnos los objetos. Lo importante no es el texto sino la relación con el texto.

De lo anterior, se desprenden varios conceptos que en mí, formaron, transformaron y deformaron. En otras palabras, mis temas de interés en el colegio siempre estaban guiados a ideas revolucionarias y algo anarquistas; me gustaba leer a Bakunin, el padre del anarquismo. Sin embargo, tenía la idea clásica de formación desarrollando un conjunto de disposiciones ya pre-existentes y con modelos de ideal fijados y asegurados. Ciertamente, decidí dejar de lado la lectura para adquirir conocimientos y me prepare para leer y escuchar algo que no sabía, que no tenía y que antes no me había modificado. Bogotá War me afecto, lleno, brindo y definió en un cambio personal para lograr un cambio social. Es decir, las teorías revolucionarias son difícilmente aplicables a una realidad y a una sociedad con un modelo económico tan imponente, cosa distinta que pasa en el libro, que es realizable y ejecutable.

Todo esto conduce a que leer, escuchar y tener una relación con el texto permitió una transformación en mis pensamientos, en mis ideales y en todo mi ser, vi posible y realizable una revolución distinta a las otras, donde aquellos jóvenes escritores fueron leídos y escuchados por una ciudad entera, y como lo dice la frase de Freire, crearon y recrearon ideas en torno a una palabra llamada revolución, cuestión que es admirable. Aunque sea una novela la perspectiva social me impacto de una manera radical y me permitió re pensar mi ser. En conclusión, la novela y la frase me definen de una manera indescriptible, me volvieron a formar y deformar en pensamientos y en ideas, re plantearon mi manera de ver el mundo, además, forjaron un nuevo concepto de revolución a partir de un cambio personal, para lograr un cambio social; la manera en que ejecutaría ese cambio social seria a través de la escuela, formando, transformando y deformando el ser de cada estudiante. En definitiva, hay que utilizar el poder de la lectura para transformar la sociedad, pero primero transformándonos nosotros como sujetos de la sociedad. 


Monica rodirguez

monica rodriguez te ha enviado un enlace a un blog:



Blog: Monica rodirguez
Enlace: http://monicarodriguezcsf.blogspot.com/

--
Asistido por Blogger
https://www.blogger.com/


Enviado desde Correo de Windows

jueves, 11 de febrero de 2016

Texto 2 - Ana María Rodríguez

Texto 2

Ana María Rodríguez 


Mi acercamiento con la lengua fue algo intenso según cuenta mi madre ya que siempre me interesó el correcto uso de las palabras y para desarrollar mi lenguaje me proponía tener una correcta pronunciación de las palabras esto lo lograba mediante la repetición de cada palabra por un rato hasta que me cercioraba de que la estuviera diciendo correctamente, esto es algo realmente muy extraño y aburrido para ser una pequeña niña de tres años, creo que a raíz de este comportamiento fue que se me facilito y me agradó acercarme a la escritura y la lectura.


Inicié mis estudios en colegio que cuya sede era una gran casa vieja en el centro de Bogotá, allí en cada salón habían mínimo dos grados y cada uno tenía un máximo de diez estudiantes, lo que hacia que la interacción entre los estudiantes y las profesoras fuera muy cercana. Recuerdo a mi profesora Clarita parada en una mesa señalándonos una cartelera, que ella había hecho a mano, en la que estaban cada una de las letras del alfabeto y nos decía su nombre y nos hacía el sonido de cada una para que nosotros repitiéramos varias veces, luego nos enseñó la combinación de las consonantes y las vocales; lo que si no fue tan agradable fue la escritura ya que nos ponía hacer muchas planas con las combinaciones de las vocales y las consonantes, además debíamos hacer planas de varias palabras, ella decía que eso era para soltar la manito e ir aprendiendo a escribir,  recuerdo que lo primero que escribí fue mi nombre aunque mal por que no escribí Rodríguez si no Rodigez, ella me corrigió y me puso  hacer más planas hasta que lo aprendí.  Clarita la profe en cada clase nos hacia dictados recuerdo que eran muy rápidos y no teníamos la agilidad para escribir todas esas palabras bien escritas y además con buena caligrafía, esos dictados eran traumáticos para nosotros pero ella con mucha paciencia y amabilidad nos corregía y las escribía en el tablero de tiza y nos daba caritas felices por cada palabra bien escrita que tuviéramos y con las mal escritas nos tocaba hacer planitas para mejorar e interiorizar la información.  


El año siguiente ya no era Clarita si no Yolanda ese año era el más importante ya que era ahí cuando interiorizábamos el proceso de lectoescritura, nos ponían a copiar textos larguísimos (o eso creía yo) del libro de español y todos los días debíamos realizar mínimo una copia y la profe nos revisaba la ortografía, la caligrafía y el orden, ella era más seria que Clarita pero también nos ponía caritas felices ese era el mejor reconocimiento cuando nos revisaban las tareas. 


Cuando ya sabia leer y escribir empece a jugar a la profesora y le enseñaba a mis amigos del edificio lo poco que yo sabia, obviamente  no era la mejor maestra ya que a todos les ponía caritas tristes y los ponía a repetir, creo que ese fue el inicio y el descubrimiento de que debía inclinarme por la docencia teniendo presente los limites para no seguir poniendo caritas tristes a mis alumnos.

martes, 9 de febrero de 2016

Reflexión

Elabore una reflexión frente al siguiente cuestionamiento hecho por un profesor sobre el documental:


“Este documental muestra a un maestro en una situación distinta a la que nosotros los maestros en Colombia nos enfrentamos, pues es una situación ideal, en nuestras aulas tenemos muchos estudiantes, en una situaciones vulnerables, que es imposible lograr hacer este tipo de acciones y menos en cuanto se refiere a la formación con la lectura y la escritura. Esto es imposible en nuestras aulas”


Considero que lo que logra hacer el profesor Toshiro Kanamori con sus estudiantes es completamente independiente a la situación que vive el país, la escuela, el salón, etc. Al revés, creo que la razón por la cual el profesor Toshiro logra llevar a cabo este tipo de actividades tan profundamente reflectivas es precisamente porque ha conseguido cambiar esa disposición difícil que tienen las aulas de clase Colombianas, y que probablemente también se ven en Japón, por una mentalidad más abierta, empática, receptiva, agradecida, entre otras. De igual forma, creo que ahí mismo se encuentra el reto del maestro Colombiano, pues si bien estoy de acuerdo con que un gran porcentaje de los estudiantes de las aulas en Colombia suelen encontrarse en situaciones vulnerables, me parece que un salón de clase es el lugar y la excusa perfecta para alejar a estos estudiantes, así sea por tan solo un instante, de su condición actual, y permitirles canalizar sus sentimientos a través de la lectura y la escritura.