sábado, 19 de marzo de 2016

Texto 13

Lecturas de mi mundo.

 

Para mí es muy grato recordar mi infancia, ahora estremece mi pensamiento y mi alma, revivirla en verdad me conforta. Mi infancia se desarrolló en el campo  en una casita campesina muy humilde con tres cuartos muy amplios y  una cocina  con fogón de leña, en donde mamá preparaba todas aquellas deliciosas comidas tradicionales de aquella región.

Lugar en el que  todo lo que sucedía  despertaba  mi  curiosidad, recuerdo como preguntaba a mi padre todo los colores con que se pintaban aquellos maravillosos lugares, las flores con sus distintas tonalidades, las mariposas con sus lienzos a sus espaldas, pajarillos de mil colores y con su variedad de cantos, grillos, ranas y luciérnagas que en la noche titilaban en los extensos potreros; espectáculo que junto con mi hermano mayor admirábamos sentados en el pórtico de la casa.

 En aquel lugar recuerdo como muestro abuelo materno cuando iba a visitarnos nos contaba historias de lugares muy cercanos a nuestra casa, lugares maravillosos que según sus relatos eran mágicos; nos contaba historias de brujas, duendes y de otras criaturas que habitaban en lo profundo de la selva, historias que a la noche cumplían con su propósito; desvelarnos a mí y a mi querido hermano. También nos contaba cómo él caminaba largas distancias para ir a los pueblos, de cómo se cultivaba, hasta nos explicaba como se hacía el guarapo; bebida muy apetecida por esa época para el deleite de los adultos. Por otra parte, observaba como mi papá se levantaba muy temprano para ir a ordeñar y muchas veces me llevaba para que fuera aprendiendo este oficio; dar de comer a las gallinas, cerdos, conejos, mudar las ovejas; todo esto poco a poco lo fui aprendiendo.

Mi madre por su parte trataba de enseñarme a reconocer las letras en una cartillita muy vieja que era en donde ella  había aprendido a leer y también en donde le había enseñado a mi hermano; recuerdo que casi siempre por las tardes después de ya casi culminadas sus labores domésticas ella señalaba cada una de las vocales para que yo repitiera una y otra vez. Por mi parte yo practicaba mi escritura cuando realizaba muñecos en arcilla y trataba de hacer letras o escribir el nombre del objeto con un sinnúmero de garabatos; allí mi guía era mi hermano mayor quien me enseñó a hacer las letras en arcilla y escribía los nombres de mis  esculturas. Cuando ingresé a la escuela rural ya conocía el alfabeto y escribía algunas palabras, pero lamentablemente esto allí fue reducido a empezar de cero, a repetir una y otra vez vocales, consonantes, combinaciones de sílabas, a realizar elaboradas planas. Ahora no comprendo como era posible que permaneciéramos medio día encerrados en un aula teniendo afuera un espacio propicio para el aprendizaje, nuestro entorno, nuestro mundo; que estaba siempre dispuesto a enseñarnos algo nuevo.

 

Elaborado por:

Oscar  Javier Suárez P.


sábado, 12 de marzo de 2016

TEXTO 11 MÓNICA RODRÍGUEZ

EL LECTOR 



Hanna Smith, es una mujer que trabaja recogiendo los tiquetes en un tren de Alemania.  Allí, encuentra a un joven enfermo, el cual auxilia y lo lleva hasta su casa. El joven se recupera y al pasar los días vuelve al hogar de Hanna para agradecerle. En este sentido, entablan una relación amorosa en donde Michael (el joven) se enamora profundamente de Hanna. Michael asiste a la escuela y en la rutina que emprende de visita a la morada de Hanna todos los días después de salir del colegio, le muestra a ella la Odisea de Homero, le lee unas cuentas líneas y a Hanna esto le agrada.  De esta forma, Hanna le pide que lleve más libros cada día y le siga leyendo antes de estar juntos. Así, Michael empieza una serie de encuentros con ella leyéndole varios libros, como se observan en las imágenes 1, 2, y 3.

Ahora bien, Hanna abandona a Michael y al pasar el tiempo se encuentran en una corte por una serie de delitos que la señorita Smith cometió siendo participe de un grupo Nazi. Michael estudia derecho y al pasar las audiencias y testimonios en base a un libro de la única sobreviviente del caso; se da cuenta de que Hanna es analfabeta. La señorita Smith es condenada a cadena perpetua y Michael no vuelve a saber de ella por mucho tiempo. Así pues, en un prolongado período Michael encuentra sus libros, esos que le leía a Hanna, su gran amor; decide entonces grabar cada obra para enviársela a Hanna por correo en prisión. Como se observan en las imágenes 4, 5, y 6. Aunque en la última, se nota el trazo que hace Hanna al firmar, puesto que aún conoce el código.

De este modo, se observa que la señorita Smith inicia un proceso por adquirir el lenguaje mientras escucha cada grabación; en especial cuando oye “la dama y el perrito” un texto que llama su atención y por el cual decide ir a la biblioteca de la prisión para empezar su proceso de desarrollo en el lenguaje. Entonces, Hanna consigue el libro, lo abre en sus primeras hojas y al lado de ella está la grabadora en la cual va a seguir el ritmo del audio de Michael en continuación de las palabras impresas en el libro. Así pues, al escuchar “la dama y el perrito” cuenta con sus manos cuántas palabras hay en el titulo dándose cuenta de que son cinco. Justamente, decide coger un lápiz para subrayar cada palabra al oírla para identificarla más fácil. De esta forma, observa que el articulo la o the en inglés, hace referencia a que esas representaciones escritas en el texto significan la de acuerdo al audio de Michael; por consiguiente, para la grabación y decide buscar todos los artículos la o the en el texto. En efecto, la primera palabra que Hanna aprendió fue la. Para ilustrar mejor esta idea en las imágenes 7, 8, 9, 10 y 11.  

De esta manera, Hanna hace con todos los audios que tiene y aprende a adquirir un lenguaje grafico a través de lo fonológico por parte de Michael. Tanto es nivel de adquisición de la señorita Smith que le escribe cartas a él agradeciéndole por las grabaciones. Igualmente, se refleja en el cambio de su firma al recibir el correo, son palabras que expresan su nombre. Imágenes 12 y 13.