lunes, 23 de mayo de 2016

Texto 27


A partir del texto de Cuervo cuestione la lectura en voz alta por parte de los niños. Compare esto con el siguiente texto que escribió un joven en Diario de los escritores de la libertad:


Querido diario: ... En quinto curso tuve una maestra que acostumbraba a llamarme holgazán delante de toda la clase. Siempre me escogía para leer delante de todos. Sabía que yo no era capaz de leer ni de hablar muy bien, y que cuando leo debo hacerlo muy lentamente. Todos se reían de mí y me trataban como a un tonto. Odiaba la escuela. Desde aquel año nunca he sido capaz de leer en voz alta y aún hoy me asusta la idea de que la gente se ría de mí y me llame estúpido.


Escriba un texto sobre las huellas corporales de la lectura y la escritura para los maestros de literatura.


Es muy importante, como maestros, entender que los estudiantes están en un proceso de desarrollo y probablemente, ahora más que nunca, tienen una cantidad infinita de miedos escondidos en el fondo de su ser que debemos respetar. Muchos de estos miedos están relacionados con leer y escribir en público. Como maestros, puede que consideremos la escritura como transcripción de la oralidad, pero puede que también consideremos la escritura como una representación del lenguaje independiente de la oralidad. Emilia Ferreiro lo considera de esta forma. Al considerarlo así, el famoso dicho "la letra con sangre entra" pasa a representar un papel explicito donde se pretende que el estudiante aprenda a leer y escribir a través del dolor físico o psicológico que causan las burlas, los rechazos, el menosprecio, la agresión, etc, y que frecuentemente se desarrollan con las prácticas de lectura en voz alta o escritura a mano. Pues sí, puede que con estas metodologías la tarea quede grabada en la cabeza del estudiante, pero además estamos grabando un trauma que se proyectara a futuro y causara más miedos e inseguridades, así como rechazos a la lectura y la escritura, como es el caso del joven del diario, o incluso llegar al rechazo de la vida. Como maestros, considero que deberíamos ser modelos a seguir para nuestros estudiantes, y que deberíamos darles herramientas para que a lo largo de su proceso de educación, y en general para toda la vida, puedan desarrollarse como seres humanos felices y sean capaces de estar cómodos y preparados para todos los obstáculos que propone la vida. Si desde un comienzo, en vez de ayudarlos a prosperar, ponemos por encima de su conformidad con sigo mismos el aprender a leer y a escribir bien, ¿qué clase de maestros y modelos a seguir estamos siendo? ¿Qué clase de personas estamos siendo al realizar actividades donde existe la mínima probabilidad de marcar, negativamente, la vida de los estudiantes y llevarlos incluso al suicidio? ¿Por qué no buscar soluciones alternas que le permitan al estudiante comprender la lectura y la escritura y no tener que memorizarla o recitarla?


Por eso, para evitar caer en ese tipo de personas, la experiencia del maestro juega un papel fundamental en la formación del estudiante. Es importante que el maestro sea capaz de sentir y apreciar la lectoescritura desde el amor, la aceptación y la alegría para permitirse pasar estos sentimientos a los estudiantes a través de las metodologías aplicadas. Con estos sentimientos y experiencias frente a la lectoescritura, tanto el maestro como el estudiante se reconocerá a sí mismo, y cambiara esos sentimientos negativos que empezaban a adentrarse y apropiarse de sus vidas por sentimientos positivos que generaran el mismo efecto pero esta vez direccionado al pleno desarrollo de su potencial como persona. Es decir, al tener una experiencia agradable con la lectoescritura, el maestro y a su vez el estudiante, están permitiendo una transformación positiva interna según las emociones que se presenten al leer o escribir. Si las emociones son negativas, se da una transformación negativa. Desde que el maestro se haya dejado transformar, será posible la transformación del estudiante.


Por: Cristina Ramirez



3 comentarios:

  1. Cristina, profunda reflexión, y que toque nuestras prácticas para todos los maestros, los de jardín, los de primero a quinto, de sexto a once... de universidad... que me toque a mi en lo profundo...

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  2. Se pretende que el estudiante aprenda a leer y escribir a través del dolor físico o a través de acciones crueles tales como las burlas, agresiones o rechazo; por estas razones muchos de los niños temen hacer comentarios o preguntar a sus profesores. El profesor debe entender que con la lectura en voz alta el estudiante pierde inhibiciones y gana confianza personal y ante el grupo. Los profesores deben dar ejemplos como existen muchas formas de lectura en voz alta (divertidas, diferentes, emocionantes, tristes, etc.) y es que los niños, jóvenes e incluso los adultos se divierten escuchando cuentos. El profesor debe ser modelo, un modelo que lleve a los estudiantes al gusto por la lectura y la escritura, un vendedor de historias que debe comentar con ellos los libros para enseñar el amor hacia la narrativa y servir de puente entre él y el libro, por esta razón el profesor debe ser un gran lector en voz alta.

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  3. Qué bonita reflexión Cristina. Quiero aportarle que el proponer y convertir las aulas en comunidades que se cuestionen constantemente por el mundo, debe ser una de las tantas claves que el maestro debe tener para ir construyendo una sociedad democrática. Es que el diálogo es necesario y está presente en cualquier escenario. Entonces, la experiencia educativa debe brindarle esa confianza al estudiante para que se exprese y asimismo se cuestione. No se trata solo de: "voy a leer un cuento y ya" la idea es que en ese cuento sobresalga el pensar, el afectarse, la problematización personal y colectiva. Quiero compartirles una experiencia que vi en la biblioteca a la que asisto, allí mensualmente hacen actividades para niños y una de esas es leer en voz alta, pero el problema que yo veo cada vez que el guía les lee, es que los cuentos son básicos, o sea, los lee y ya, no se involucra el niño para nada, es más ni siquiera ellos leen. Es que la concepción de la lectura y la escritura la tenemos tan empobrecida, pensamos que ellos no saben escribir y si lo hacen pues son "matachos o garabatos" o que no leen bien por que se traban y demás cosas. Todo eso impide un buen ejercicio de la lectura y la escritura. "En la lectura de libros a los alumnos de 16 años, ¿no sería más interesante que se les permitiera debatirlos en voz alta en clase, para comprender así la profunda relación que puede existir entre esos libros y sus propias vidas o el mundo en el que habitan? " (Ángeles Caso)

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